(E.M.)
Transcurre el siglo XV. Comienza en los poblados canarios la resistencia contra las fuerzas castellanas. Llegan a la isla de Gran Canaria tropas de refresco para reforzar la guarnición ocupante, muy mermada a causa de la combatividad grancanaria. Sin embargo, las filas indígenas se encuentran divididas. Guanarteme (Félix de Pomés), rey de los nativos, quiere la paz, así como su hija la princesa Guayarmina (Silvana Pampanini). Un líder guerrero, Bentejuí (Gustavo Rojo), y el Gran Feycán, (José María Lado), sumo sacerdote, prefieren la guerra. Un día, corriendo Guayarmina por los bosques, es perseguida por Don Hernán (Marcello Mastroiani), oficial castellano, que queda enamorado de ella e ignora su condición de princesa. Guanarteme muere envenenado por el Gran Faycán, el cual intenta casar a Bentejuí con Guayarmina, a quien ama el joven guerrero aborigen. Llega una embajada de paz a la princesa. Es entonces cuando Don Hernán sabe quien es su amada. Cuando la embajada parte del campamento grancanario, el Gran Faycán les tiende una emboscada en la que perecen casi todos los castellanos. Don Hernán llega malherido a su campamento y su informe provoca la guerra. Poco después, Guayarmina y Bentejuí van a casarse. Las tropas castellanas avanzan. La lucha adquiere caracteres dramáticos. Bentejuí sale huyendo con Guayarmina y van a sacrificarse al grito de un terrible juramento. Cruzando riscos y precipicios, llegan a la montaña sagrada de Tirma. Pero Don Hernán va detrás de ellos y logra evitar la caída de Guayarmina, quien, al ver a Bentejuí despeñarse con su caballo desde la inmensa altura, profiere el desgarrado juramento guanche.
(Renacimiento)
Cuenta en primera persona la historia de Lázaro González Pérez, un niño de origen muy humilde; aunque sin honra, nació en un río de Salamanca, el Tormes, como el gran héroe Amadís; quedó huérfano de su padre, un molinero ladrón llamado Tomé González, y fue puesto al servicio de un ciego por su madre, Antona Pérez, una mujer amancebada con un negro, Zaide, que le da a Lazarillo un bonito hermanastro mulato.
Entre "fortunas y adversidades", Lázaro evoluciona desde su ingenuidad inicial hasta desarrollar un instinto de supervivencia. Es despertado a la maldad del mundo por la cornada de un toro de piedra, embuste con el que el ciego le saca de su simpleza; después rivaliza en astucia con él.
(Barroco)
Nada resiste a los intentos de seducción de la Marquesa de Merteuil y del Vizconde de Valmont. Unidos en sus complots y sus secretos, Merteuil y Valmont reinan sobre los salones y los gabinetes de la aristocracia. Como dos cazadores en el mismo territorio, estos especialistas de la intriga amorosa acabarán por enfrentarse. En este duelo sin piedad, un sentimiento sincero es un error mortal.
Transcurre el siglo XV. Comienza en los poblados canarios la resistencia contra las fuerzas castellanas. Llegan a la isla de Gran Canaria tropas de refresco para reforzar la guarnición ocupante, muy mermada a causa de la combatividad grancanaria. Sin embargo, las filas indígenas se encuentran divididas. Guanarteme (Félix de Pomés), rey de los nativos, quiere la paz, así como su hija la princesa Guayarmina (Silvana Pampanini). Un líder guerrero, Bentejuí (Gustavo Rojo), y el Gran Feycán, (José María Lado), sumo sacerdote, prefieren la guerra. Un día, corriendo Guayarmina por los bosques, es perseguida por Don Hernán (Marcello Mastroiani), oficial castellano, que queda enamorado de ella e ignora su condición de princesa. Guanarteme muere envenenado por el Gran Faycán, el cual intenta casar a Bentejuí con Guayarmina, a quien ama el joven guerrero aborigen. Llega una embajada de paz a la princesa. Es entonces cuando Don Hernán sabe quien es su amada. Cuando la embajada parte del campamento grancanario, el Gran Faycán les tiende una emboscada en la que perecen casi todos los castellanos. Don Hernán llega malherido a su campamento y su informe provoca la guerra. Poco después, Guayarmina y Bentejuí van a casarse. Las tropas castellanas avanzan. La lucha adquiere caracteres dramáticos. Bentejuí sale huyendo con Guayarmina y van a sacrificarse al grito de un terrible juramento. Cruzando riscos y precipicios, llegan a la montaña sagrada de Tirma. Pero Don Hernán va detrás de ellos y logra evitar la caída de Guayarmina, quien, al ver a Bentejuí despeñarse con su caballo desde la inmensa altura, profiere el desgarrado juramento guanche.
(Renacimiento)
Cuenta en primera persona la historia de Lázaro González Pérez, un niño de origen muy humilde; aunque sin honra, nació en un río de Salamanca, el Tormes, como el gran héroe Amadís; quedó huérfano de su padre, un molinero ladrón llamado Tomé González, y fue puesto al servicio de un ciego por su madre, Antona Pérez, una mujer amancebada con un negro, Zaide, que le da a Lazarillo un bonito hermanastro mulato.
Entre "fortunas y adversidades", Lázaro evoluciona desde su ingenuidad inicial hasta desarrollar un instinto de supervivencia. Es despertado a la maldad del mundo por la cornada de un toro de piedra, embuste con el que el ciego le saca de su simpleza; después rivaliza en astucia con él.
(Barroco)
Nada resiste a los intentos de seducción de la Marquesa de Merteuil y del Vizconde de Valmont. Unidos en sus complots y sus secretos, Merteuil y Valmont reinan sobre los salones y los gabinetes de la aristocracia. Como dos cazadores en el mismo territorio, estos especialistas de la intriga amorosa acabarán por enfrentarse. En este duelo sin piedad, un sentimiento sincero es un error mortal.
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